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La asertividad es sin duda la columna vertebral de la comunicación efectiva y de la gestión eficaz de las relaciones sanas. Cuando manejamos un estilo sano de comunicación asertiva nos resulta fácil defender nuestros propios derechos sin afectar a los derechos de los demás.
La clave para hacerlo con éxito pasa por ser consciente de tus propios derechos asertivos. Los derechos asertivos son derechos que cada uno de nosotros posee por el simple hecho de haber nacido, y que nunca deberían ponerse en cuestión.
Si quieres conocer todos tus derechos adquiridos al nacer puedes echar un vistazo a La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Estoy seguro que te sorprenderá. En este artículo sin embargo vamos a analizar sólo los derechos asertivos más comunes y necesarios en el día a día.
Ya sea en el trabajo o en tu vida personal vas a encontrarte de manera habitual con personas que te impiden hacer lo que quieres hacer, o que te hacen sentir incómodo cunado lo haces. Aprender a manejar estas experiencias de manera efectiva mejorará tu confianza, tu eficacia personal y en último extremo tus relaciones.
Muchas personas temen ser asertivas por miedo a que los demás no aprueben su comportamiento, pero la realidad es que en general sentimos más respeto y admiración por las personas que hacen valer sus derechos, se valen por sí mismos y mantienen su opinión.
Cuando defiendes tus derechos asertivos no sólo estás enviando una clara señal de que te respetas a ti mismo, también estás dejando claro tu respeto por los demás. Esa es la base de la asertividad.
Proteger los derechos asertivos es la base de la asertividad personal
A continuación describiremos algunos de los muchos derechos asertivos, sólo aquellos que tienden a ser cuestionados y puestos en evidencia con mayor frecuencia. Como decíamos, proteger estos derechos mejorará en gran medida tu confianza, tu eficacia personal y tus relaciones convirtiéndose en la base de una comunicación asertiva y eficaz:
1. Ser quien eres
Tu eres una persona única, con tus propias creencias y valores. Tienes derecho a vivir tu vida como mejor te parezca, siempre y cuando no busques hacer daño a los demás deliberadamente. Los demás pueden llegar a molestarse o sentirse incómodos con tus opciones de vida, conductas u opiniones, pero eso no significa que estés obligado a cambiar.
2. El respeto por ti mismo
Tienes derecho a tomar decisiones que respeten tu sentido de identidad, tus objetivos y tus propósitos vitales. En caso de no estar de acuerdo con las peticiones de los demás que contradigan esos valores o que pongan en riesgo tu propia identidad, es perfectamente aceptable decir “NO”.
3. Elegir tus prioridades
Cada persona debe hacerse responsable de su propia vida. Al aceptar la responsabilidad de tu propia vida, tienes el derecho a elegir tus propias prioridades. Una vez identificado tu propósito vital o el sentido y significado que quieres dar a tu vida, tendrás que dar prioridad a las tareas que te lleven a cumplir con ese propósito.
4. Decir “NO”
Para algunas personas es la palabra más difícil de decir, pero no cabe duda de que el monosílabo “NO” es una de las palabras más poderosas que podemos manejar en nuestra comunicación. Si no quieres hacer algo, tienes todo el derecho a decir “NO”. Y lo más importante, esa negación no necesita ser justificada en absoluto.
5. Permitirte fallar
Cometer errores es una circunstancia natural de la vida, en cierto modo incluso necesaria para el aprendizaje. Mientras esos errores aparezcan cuando estás intentando hacer lo correcto, nadie, ni tu mismo, podrás reprocharte nada.
En lugar de molestarte en atender esos reproches, ya sean propios o ajenos, es más inteligente y eficaz optar por aprender de esos errores y hacerlo bien la próxima vez.
6. Expresar lo que sientes
Es común y también aceptable que las personas estén en desacuerdo. Si en algún momento no estás de acuerdo con los comentarios o los comportamientos de alguien, tienes el derecho de expresar tu desacuerdo.
Eso sí, no lo hagas personal, es decir, centra tu opinión en la conducta de la otra persona y no en ella misma, teniendo así en cuenta que esa persona también está en su derecho de expresar lo que siente.
7. Ser escuchado
Cuando hay opiniones en conflicto, las personas podemos llegar a ser tan tercas en la defensa de nuestros puntos de vista que nos resistimos a escuchar a los demás. La gente tiene el derecho a no estar de acuerdo con tus planteamientos pero tu tienes el derecho a tener tu propia opinión y a ser escuchado.
8. Decidir sin sentirte culpable
Cuando no estás de acuerdo con los demás, es muy común que la culpabilidad haga acto de presencia para hacerte cambiar de opinión, o al menos ponerte en duda. A veces lo harás por ti mismo, otras veces serán las personas que te rodean las que te harán sentir culpable.
Ese comportamiento no es aceptable. Como hemos visto, tienes unos derechos asertivos que debes defender en todo momento. Y al hacerlo, no estás atacando a otros deliberadamente, por lo que no hay nada de lo que sentirse culpable.
9. Cambiar de opinión
Cuando cambiamos de idea sobre la base de una nueva información estamos mostrando flexibilidad. Negarse a cambiar de opinión cuando es razonable hacerlo muestra rigidez y obstinación. La flexibilidad es una cualidad que nos ayudará mantener un mayor equilibrio emocional en nuestras relaciones.
10. Pedir lo que quieres
Cuando no pedimos asertivamente lo que queremos, es posible que consciente o inconscientemente recurramos a estrategias poco sanas para tratar de conseguir lo que queremos.
Pedir lo que queremos está por otra parte facilitando a los demás pedir de forma clara y abierta lo que ellos también quieren. Ninguno de los dos tiene que adivinar lo que la otra persona quiere, evitando así el enorme margen de error que añadimos a nuestras relaciones.
Asertividad y comunicación asertiva
La asertividad es una de las habilidades más esenciales para el desarrollo personal y social ya que afecta a todos los ámbitos de la vida. Una habilidad de comunicación que puede entrenarse y que significa mucho más que expresar nuestro punto de vista.
Ser asertivo significa expresar pensamientos y sentimientos de una forma honesta, sencilla y correcta. Implica respetar los pensamientos y las creencias de los demás, mientras que nosotros defendemos y protegemos las nuestras.
Adecuada para expresar sentimientos y deseos la asertividad requiere de importantes habilidades personales e interpersonales. En nuestras interacciones con otras personas, ya sea en casa, en el trabajo o con los clientes o compañeros de trabajo, la asertividad puede ayudarnos a expresarnos con claridad, de manera abierta y razonable, ayudando así a mantener un necesario equilibrio en nuestras relaciones con los demás, con nuestro entorno y con nosotros mismos.
Extraordinario articulo, claro sencillo y de gran utilidad y beneficios para la vida cotidiana. Gracias
Excelente artículo, gracias!!!
Gracias María, es un placer compartir recursos de utilidad. Cordiales saludos!