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El fracaso escolar está presente en nuestro país y de manera alarmante; España es uno de los países que cuenta con un índice más alto de fracaso escolar entre su población. Aunque muchos son los factores que inciden en ello, encontramos casos cuyas soluciones están al alcance de la mano de los estudiantes y sus familias.
No es extraño encontrarnos con niños y adolescentes que tienen la voluntad de tener éxito en los estudios, e incluso dedican muchas horas de su niñez y juventud para conseguirlo, pero generalmente no consiguen los resultados esperados. Estos casos son, sin duda, los más desmotivadores para estas personas y sus familiares, quienes les exigen esos resultados que nunca llegan.
Llegados a este punto, es momento de preguntarnos: ¿Qué está pasando? ¿Qué les ocurre a estos jóvenes que no logran sus objetivos?
En la mayoría de estos casos, las respuestas esconden déficits conductuales y emocionales que demandan ser trabajados para que su mejoría se refleje en la consecución de los resultados escolares esperados.
Según cada caso personal, este trabajo puede realizarse en casa, bastándose simplemente con un asesoramiento puntual o bien requerirá una atención psicológica ofrecida por un profesional especializado en psicopedagogía.
A continuación se proponen algunas ideas para reducir el fracaso escolar.
Pautas para reducir el fracaso escolar
¿Qué debemos hacer para conseguir mejores resultados desde casa?
1. Organizarse
Este primer punto es, quizás, el más importante de todos. Cuando hablamos de organización deberemos tener en cuenta dos factores: el tiempo y la cantidad de tareas escolares a realizar.
Respecto al tiempo, una buena organización requiere una rutina diaria que se mantenga de manera constante; es importante determinar el tiempo diario que vamos a dedicar al estudio, y cumplir ese compromiso.
En función del nivel educativo en que nos encontremos, deberemos dedicarle más o menos horas, teniendo en cuenta que no es bueno alargar el estudio más de dos horas sin un descanso de por medio.
Respecto a la cantidad de tareas escolares, es importante fijar el tiempo en función de la carga de tareas que generalmente solamos tener, pues lo ideal es que nos dé tiempo a terminarlas.
En épocas en que la cantidad de tareas pueden variar (como por ejemplo, en épocas de examen), el tiempo dedicado también deberá variar para ajustarse, de esta manera, al cambio.
No es nada recomendable usar las horas de sueño para realizar tareas escolares; estas deben de realizarse en horas del día. El sueño nos sirve para reparar nuestro cuerpo y nuestra mente, y solo con una mente reparada podremos dar todo lo mejor de nosotros mismos ante un examen. Si afrontamos este examen con pocas horas dormidas, estaremos minimizando nuestras posibilidades de obtener buenos resultados.
2. Lugar de estudio
Casi tan importante como la organización del tiempo es tener un buen lugar de estudio donde realizar tranquilamente las tareas escolares.
Con un buen lugar de estudio nos referimos a una habitación silenciosa, bien iluminada (a ser posible con luz natural), a través de la que no pase demasiada gente, con un ambiente relajado y agradable y en la que podamos tener dispuestos todos los materiales que necesitemos: estanterías con libros, diccionarios, material de papelería…
Es importante, además, tener una mesa lo suficientemente espaciosa para que la falta de espacio no nos quite energías, y una silla lo suficientemente cómoda como para que no nos haga interrumpir un periodo de estudio.
3. Establecer objetivos
Los objetivos nos ayudarán a saber qué debemos conseguir con el estudio diario.
Podemos establecer objetivos a corto plazo (determinar las tareas a realizar en un día, siempre teniendo en cuenta que el tiempo destinado sea suficiente para ello), objetivos a medio plazo (conseguir estudiar los exámenes del trimestre y sacar buenos resultados), y objetivos a largo plazo (conseguir un buen resultado en el curso, también determinado: por ejemplo, aprobar todas las asignaturas, o recuperar algunas de ellas).
4. Habilidades escolares
El fracaso escolar depende, también, de nuestras habilidades. Nuestra capacidad de concentración, de retener información, de comprensión, de lectura… nos van a ser muy útiles en nuestras tareas escolares y por tanto debemos conocer sus estados.
Existen muchas personas que, estudiando muchas horas, no consiguen el resultado esperado; y es aquí donde fallan. Estas habilidades se refuerzan si las practicamos, pero se “duermen” si las dejamos.
Una de las mejores tareas para reforzar la mayoría de estas habilidades es la lectura en general, sin importar la temática o el formato (no necesitamos que el objeto de la lectura sea un libro; puede ser una revista, un artículo, una página web, o un conjunto de todo ello).
Si nuestro problema es la concentración, deberemos aprender a relajarnos y a focalizar nuestra atención en una sola tarea. Para ello es esencial tomarse unos minutos antes de empezar a realizar las tareas escolares para sentarse con la espalda recta y realizar algunas aspiraciones y respiraciones lentas y profundas, mientras nos visualizamos a nosotros mismos estudiando.
Cuando nuestro estado de relajación haya aumentado, podremos iniciar la actividad escolar programada. Si en algún momento de nuestro rato de estudio volvemos a perder la concentración, podemos volver a realizar este ejercicio.
5. Refuerzo
El refuerzo es muy importante para que la rutina de estudio se repita a lo largo del tiempo. Supone la “gratificación” o “recompensa” por haber conseguido lo que previamente hemos organizado.
Establecer un plan de refuerzos a las tareas que hemos determinado en el primer punto puede ser la guinda del pastel que nos permitirá seguir con el plan o abandonarlo.
Podemos, por ejemplo, escribir la recompensa en nuestro horario diario. Algunos ejemplos pueden ser: “Si consigo los objetivos del día, saldré a dar una vuelta cuando los termine”.
Estos refuerzos deben ser muy atractivos para quien los realiza y, sobre todo, deben estar a la altura de los objetivos propuestos y conseguidos.
El éxito escolar es el resultado de un conjunto de ideas, aquí explicadas. Sus frutos no son inmediatos, pero se observan a medio plazo. Teniendo en cuenta estas cinco pautas, el fracaso escolar puede reducirse con el tiempo.
No hay nada mejor que ponerlos en práctica para empezar a notar cambios. Si, además, establecemos un buen plan de recompensas, estaremos motivados para seguir con estas rutinas.
Nota del Editor
Se propone como documento descargable en PDF el completo estudio publicado por la Obra Social de la Caixa, que bajo el título “Fracaso y abandono escolar en España”, aborda esta problemática desde una nueva perspectiva que permite extender sus conclusiones a universos escolares diferentes del estudiado:
“En lugar de ofrecer tan sólo una fotografía de la situación española, proyecta una película que relata el proceso que conduce al fracaso, poniendo de manifiesto los rasgos dinámicos comunes que se pueden encontrar en las trayectorias de los jóvenes que no han completado con éxito su formación obligatoria.”
►Recursos:
Fracaso y abandono escolar en España
►Fuentes:
Imagen cortesía de Félix Bernet vía Flickr.com