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Aunque las definiciones aceptadas de comportamiento “normal” son la base de la mayoría de tratamientos psicológicos, una apreciación más amplia de la individualidad y la creatividad debería formar parte de la práctica clínica diaria. Cuanto más exploremos en los problemas para encontrar cómo funcionan, más originalidad descubriremos y mayor será nuestra convicción de que la mente humana posee un talento extraordinario para la creatividad.
Buscar cómo un síntoma encaja en una categoría diagnóstica, para a continuación aplicar los métodos de tratamiento de acuerdo con directrices específicas, resuelve perfectamente el problema para el psicólogo, pero no para el paciente.
Los esfuerzos para estandarizar la “normalidad” han dado lugar a la creación de clasificaciones como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), en el intento de etiquetar y codificar gran parte del llamado comportamiento disfuncional, mediante la agrupación en categorías diagnósticas en relación con definiciones acordadas previamente de lo que se considera normal.
El comportamiento sexual desafía especialmente la normalización. Cada experiencia sexual es intrínsecamente diferente, ya que se basa en la historia individual y cultural de los participantes, así como la forma en que se unen en un momento determinado en el tiempo. Sin embargo, las categorías de diagnóstico para el así llamado “poco saludable”, “desviado” o “perverso” comportamiento sexual han sido estandarizada en el DSM desde su publicación inicial.
Estos diagnósticos a menudo han servido de justificación para tratamientos peligrosos, tales como la terapia de conversión en el que a los pacientes homosexuales se les muestra y orienta hacia el comportamiento heterosexual. Sin embargo, lo que se había defendido vigorosamente durante décadas como psicológica “verdadera”, más tarde fue dejada de lado. En 1973, la homosexualidad fue eliminada del DSM y otras categorías de comportamiento sexual que antes se consideraban desviados han sufrido un destino similar a medida que los valores y las actitudes hacia el sexo han cambiado. Sin embargo, el DSM-V sigue inventando nuevas categorías sexuales patológicas.
El campo de la psicología se ha alejado de sus orígenes un poco más que hace un siglo, cuando los pensadores extraordinariamente creativos desarrollaron teorías y prácticas basadas en la experiencia real con los pacientes en lugar de experimentos llevados a cabo en las universidades por los estudiantes de postgrado. Mucho se ha perdido a la psicología por sus intentos de legitimarse a través de estudios científicos dudosos y la especulación que reduce el comportamiento humano a códigos y categorías. La ciencia se ha dado a la tarea de modificar, medicalizar y borrar el comportamiento “desviado” en el nombre de la “salud”.
En lo que respecta al sexo, podemos revertir la influencia corrosiva de las definiciones de la conducta socialmente aceptable, haciendo un esfuerzo consciente para comprender aceptar y honrar a la verdadera naturaleza de nuestra sexualidad única. Si podemos lograr autenticidad mediante la alineación de nuestro comportamiento sexual con nuestras fantasías y deseos, podemos cambiar permanentemente nuestra relación con nosotros mismos y satisfacer una serie de necesidades más profundas.
Podemos reclamar las partes rechazadas, reprimidas o abandonadas de nosotros mismos e integrarlas en nuestra esencia, que es tan importante para nuestro sentido del bienestar. Al desafiar los valores socialmente construidos de lo “normal”, vamos a llegar a nuestro propio sistema de valores morales y obligaciones que se derivan del autoconocimiento y la autoaceptación. Al honrar a todos nuestros deseos sin demonizar sus aspectos difíciles, nos aceptaremos a nosotros mismos en toda nuestra complejidad humana.
►Recursos:
Sexualidad humana: Diagnóstico psicofisiológico
►Fuentes:
Extraído de What is normal sex and who determines it? por Stanley Seagel Imagen cortesía de dave vía morguefile,com
Me encantó. Buenísimo. Estoy de acuerdo al cien por ciento. Aunque ya ha habido otros artículos donde se ha tocado este tema y se ha tratado de, de algún modo, desenvainar al DSM de todo el prestigio que posee como método diagnostico en el campo clínico, me parece genial que se continúe alegando en pos de una psicología (y ¿por qué no? también psiquiatría) más humana y real, siguiendo una linea argumentativa que intenta romper los limites cerrados de la categorización arbitraria de enfermedades mentales.
Muy de acuerdo contigo. Es un trabajo en el que los/as psicólogos/as debemos empeñarnos. De otro modo la medicalización de la salud mental está asegurada.
Me encantó. Buenísimo. Estoy de acuerdo al cien por ciento. Aunque ya ha habido otros artículos donde se ha tocado este tema y se ha tratado de, de algún modo, desenvainar al DSM de todo el prestigio que posee como método diagnostico en el campo clínico, me parece genial que se continúe alegando en pos de una psicología (y ¿por qué no? también psiquiatría) más humana y real, siguiendo la linea argumentativa de una lucha por romper los limites cerrados de la categorización arbitraria de enfermedades mentales.