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Hace ya algún tiempo que decidí incorporar la hipnosis como herramienta de trabajo en mi actividad clínica diaria. Debo reconocer que no fue una decisión fácil ni con grandes expectativas al principio, pero al cabo de los años ha resultado ser una decisión muy acertada.
Siempre que hablo de hipnosis, me refiero a ella como “herramienta” y como “opción terapéutica”. Me gusta hacerlo así porque ni me considero un hipnoterapeuta ni considero que la hipnosis pueda ser utilizada con expectativas de éxito con todos los pacientes ni en todas las situaciones.
Esto me lleva a discrepar a menudo con compañeros de profesión que mantienen otro punto de vista, probablemente tan fundamentado como el mío.
Como digo tuve dudas al principio, sustentadas casi todas ellas en la falta de información o en la información sesgada que recibía de diversas fuentes que aún mantienen a la hipnosis rodeada de mitos y concepciones erróneas, y que con mucha frecuencia provocan una mezcla de temor y atracción.
A ello ha contribuido sin duda la imagen distorsionada que se le ha dado en los medios de comunicación, siendo muy poco conocidas por contra las abundantes investigaciones científicas que muestran resultados concluyentes a favor de su utilización.
El tratado de Michael Yapko
Por suerte me topé casi por casualidad con un excelente libro de Michael Yapko (Tratado de Hipnosis Clínica), que me empujó casi literalmente a profundizar en las técnicas de sugestión y, como digo, a incorporarlas más tarde con resultados excelentes a mi práctica cotidiana.
No es fácil llegar a una conclusión sobre la naturaleza de la hipnosis llamada clínica, psicológica o terapéutica, unir todos los conceptos y técnicas en una definición aceptada por todos, que sirva para transmitir una idea única, cierta y consistente sobre este fenómeno peculiar y a menudo tan eficaz en el contexto clínico.
Pero si alguien se aproxima a una descripción bastante acertada es sin duda el Dr. Michael D. Yapko, reputado psicólogo clínico, miembro de la Asociación Americana de Psicología y conocido experto en el tratamiento de la depresión y en el estudio de las aplicaciones terapéuticas de la hipnosis.
El Dr. Yapko, aun reconociendo la dificultad para una definición que despeje todas las dudas sobre la naturaleza de la hipnosis terapéutica, apunta una serie de afirmaciones sobre el fenómeno que al menos parcialmente lo explican o lo describen de manera apropiada:
La hipnosis es una fantasía guiada
El terapeuta actúa como guía de una experiencia compartida que, en general, puede ser considerada como una fantasía.
La hipnosis es un estado natural y alterado de la conciencia
El paciente llega al estado de hipnosis, un estado en todo caso diferente a su estado normal de conciencia, mediante un proceso natural y progresivo, sin ayuda de medicamentos ni otros medios físicos.
La hipnosis es un estado de relajación e hiper-sugestionabilidad
La persona alcanza un estado de relajación física y mental y en consecuencia está menos alerta, lo que le hace ser más receptiva a la sugestión.
La hipnosis es un estado disociado
Se considera que el estado hipnótico implica una disociación entre los procesos mentales conscientes e inconscientes que repercute en que la mente inconsciente sea más accesible y por tanto más receptiva a la sugestión.
El alcance de estas definiciones es como ya anticipé limitado, pero cada una de ellas recoge al menos un aspecto verdadero del fenómeno hipnótico en el contexto clínico.
Ahora, como el mismo Yapko sugiere, nos queda por definir la relación paciente-terapeuta como parte importante del proceso y cómo está relación influye en los resultados de la intervención terapéutica.
Recursos:
Lectura recomendada: Tratado de hipnosis clínica de Michael Yapko
Fuentes:
Imagen cortesía de dhester