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El potencial de la interacción inclusiva en la infancia

infancia
Vanessa Fuentes

La interacción es ese granito de arena que aporta la civilización para el crecimiento personal y social del individuo. Una acción condicionante en el desarrollo desde incluso en la etapa de gestación, donde conversaciones, emociones o melodías ya son participes de la evolución fetal.

Un modelo de comunicación multisensorial fundamental en el crecimiento que convierte en agente activo a la persona desde  el primer minuto de vida, y es que la recepción de estímulos y su consecuente respuesta, convierte a la interacción en herramienta fundamental del crecimiento y aprendizaje infantil.

Es por eso, que el patrón estímulo/respuesta debe tomar un mayor protagonismo si cabe cuando se nace con una discapacidad, ya sea ésta física, psíquica o sensorial. Una estimulación no sólo profesional reforzará la rehabilitación técnica asignada. Es decir, del progreso de mejora del infante con discapacidad, no sólo depende la metodología neurorehabilitadora, sino la interacción con el entorno.

Interacción social que, con frecuencia, se convierte en unimodal. Puesto que hay familias que creen conveniente llevar a su hijo a una escuela especial y otras que optan por la escuela inclusiva desde la escolarización del pequeño. Ambas opciones son licitas si se tiene en cuenta el grado de discapacidad y las necesidades del pequeño para la elección.

En el presente artículo no pretendo entrar en criterios de valoración sobre qué tipo de escolarización es mejor. Tan sólo me gustaría describir los beneficios interrelacionales que ofrecen los dos modelos para la mejora del desarrollo del niño bajo un punto de vista vivencial.

Y es que somos conscientes que la inclusión escolar favorece la evolución cognitiva y social de un niño con diversidad funcional y si esta interacción se inicia desde primaria, puede que el niño no note una gran diferencia respecto a sus compañeros, a los cuales también les beneficia la interacción con él, trabajando valores y capacidades como la empatía, la comprensión o la tolerancia; aspectos que fluyen bajo esta interacción.

No obstante, el niño con diversidad funcional, también necesita sentirse, además de aceptado, comprendido. Saber que hay otros muchos niños con características similares a él y el contacto asiduo con estos iguales, puede beneficiar en la aceptación de sus capacidades, evitando al mismo tiempo una inferioridad en su propia identidad.

Bajo un punto de vista experiencial, pienso que la compaginación entre ambos modelos de interacción, puede facilitar un equilibrio en la personalidad del niño con diversidad funcional que favorezca su desarrollo en todos los ámbitos de la vida.

Dado que la interacción inclusiva puede mejorar la igualdad de oportunidades, entre otros aspectos, y la interacción con iguales con discapacidad ayudará a tener seguridad y querer progresar día a día, lo cual fomentará un desarrollo integro como un infante más.


Recursos:
Discapacidad e inclusion – Manual para la docencia
Fuentes:
Imagen cortesía de Carlson

2 comentarios en “El potencial de la interacción inclusiva en la infancia”

  1. La mejor contención es la aceptación y el amor. En la interacción social diversa se le ofrece la oportunidad de relacionarse con sus pares con capacidades que no son las propias y bien dice la nota, ambas partes se benefician al propiciar la empatía y la aceptación. Al ser integrado, se favorece la autoestima y se le quita la “coraza” de la sobreprotección que no contribuye con una saludable formación psíquica.

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