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La superación de la muerte de un ser querido pasa por un proceso psicológico conocido como elaboración del duelo.
Es un proceso en el que la persona experimenta diferentes estados emocionales que la llevan poco a poco a recuperar el equilibrio emocional que se vio afectado desde el momento de la pérdida.
Dentro del mismo suelen diferenciarse diferentes etapas o fases. Éstas necesariamente no han de seguir ningún orden, pudiendo pasar de una a otra indistintamente, siendo un proceso no lineal.
Las fases del duelo
Entre las fases más habitualmente descritas en la literatura científica se encuentran las siguientes:
Negación
En un primer momento se tienen dificultades para aceptar la pérdida y ausencia de la persona querida.
El impacto emocional ante la noticia de la pérdida puede ser tan grande que en algunos casos la persona llega a sentir una especie de anestesia emocional que le impide contactar con lo ocurrido.
Rabia
Aparecen sentimientos como la rabia y el enfado. Éstos pueden ir dirigidos hacia el fallecido, los hechos que rodearon la muerte, hacia personas cercanas que hayan estado cerca del fallecido o involucradas en el suceso y hacia personas que nada o poco han tenido que ver con lo ocurrido.
En algunos casos, la rabia también puede ser dirigida hacia uno mismo, pudiendo ocasionar sentimientos de culpa ante lo sucedido. Todo ello puede suceder sin que se haya tenido responsabilidad alguna ante lo ocurrido.
Negociación
En esta etapa la persona se plantea qué se hubiese podido hacer para evitar la pérdida, o qué se pudo modificar para retrasar que esta sucediese.
También, en los momentos previos a la muerte, se puede intentar recurrir a Dios u otra fuerza sobrenatural para negociar que la pérdida no ocurra.
Tristeza
Generalmente aparecen sentimientos de profunda tristeza ante la evidencia y la toma de conciencia de que la persona ha fallecido. Se puede atravesar por un estado depresivo que se va disipando con el tiempo.
Aceptación y reorganización
Se asume la realidad de que el ser querido ya no estará con nosotros. La persona se recompone ante la pérdida y reorganiza su vida teniendo en cuenta su ausencia.
En esta etapa es común que se produzca un cambio en el modo de vivir y entender la vida. Se toman decisiones que mejoran la propia vida y se le da prioridad a inquietudes vitales.
En muchas ocasiones la persona puede atravesar las diferentes fases del duelo pasando de una a otra sin grandes dificultades. Pero en otras, se puede quedar “atascada” en una emoción, como puede ser la tristeza o la rabia.
En estos casos es aconsejable la ayuda psicoterapéutica para que la persona pueda avanzar en la resolución del duelo.
El duelo complicado
Es aconsejable, para que un duelo no se complique, que la persona que lo ha de elaborar pueda expresar las emociones que siente.
Para ello es de gran ayuda que el entorno le permita expresar sus emociones, sin censurarlas ni juzgarlas. Respetando el tiempo de elaboración de las mismas, así como que se sienta acompañada en el proceso.
Sin embargo, aún dándose éstas circunstancias por parte del entorno, existen diferentes circunstancias y vivencias que pueden hacer que un duelo se complique, siendo necesaria la ayuda profesional para resolverlo.
Por último, es necesario aclarar que un proceso de duelo no solo se activa ante la pérdida de un ser querido, si no que también se pone en marcha ante una pérdida significativa para la persona, como puede ser: la pérdida de un empleo, el cambio de hogar, el fin de una relación de pareja o de amistad, un cambio hacia una nueva etapa vital, como por ejemplo en el paso de la edad adulta a la vejez.
Son cambios vitales que requieren de un proceso de elaboración psicológica que permita poder continuar en la siguiente etapa de forma satisfactoria.
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Algunas evidencias sobre el proceso de duelo
De los muy diversos estudios realizados sobre el la pérdida y el proceso de duelo pueden extraerse algunas conclusiones de gran relevancia para su comprensión:
- Parece existir una implicación relevante entre historia biográfica, psicopatología y duelo.
- El duelo patológico se da tan solo en un pequeño número de casos.
- Los duelos, sean o no patológicos, constituyen siempre hitos importantes en la historia del sujeto, ya que entre otras cuestiones provocan el reinicio de la línea biográfica tras la pérdida.
- Los efectos del duelo pueden ser muy prolongados y variables en el tiempo, y pueden ser reactivados por otros duelos o circunstancias biográficas.
- Los duelos en la infancia pueden condicionar el posterior desarrollo biográfico e influir decisivamente sobre aspectos de la personalidad.
- Algunos duelos pueden llegar a tener efectos transgeneracionales.
- El duelo y la pérdida están implicados en el inicio y desarrollo de cuadros clínicos muy diversos.
- El impacto que tiene el duelo sobre la historia del sujeto es siempre un proceso, en el que lo importante no es solo el acontecimiento de la pérdida, si no la ubicación biográfica y la evolución.
Referencias bibliográficas:
“On death and dying” de Elisabeth Kübler-Ross.
“Las tareas del duelo” Alba Payás. Ver aquí
“El tratamiento del duelo” J.W. Worden.