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Las Terapias de Tercera Generación

Terapias de Tercera Generación
Teresa Arevalo Diaz
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A partir de los años 90 hemos visto surgir una serie de nuevas terapias dentro del ámbito de la psicología conductista o cognitivo-conductual que, aún reconociendo las aportaciones de las terapias que las preceden, intentan superar algunas de sus limitaciones.

Hayes (2004) fue el primero en exponer este resurgir, denominando a estas terapias terapias de tercera ola o de tercera generación para diferenciarlas de las terapias anteriores.

Las de primera generación serían las técnicas conductistas y las de segunda generación, las cognitivo-conductuales.

Las terapias de tercera generación, aún teniendo aspectos que comparten, a la hora de ponerlas en práctica, se diferencian marcadamente por sus dinámicas y modalidades de intervención (Barraca, 2006).

No obstante, vamos a señalar ciertas aportaciones comunes a la mayoría de ellas:

Planteamiento Contextual

No se ve al sujeto como víctima de un “trastorno” o déficit sino como alguien que actúa en función de un contexto determinado.

Recuperación del análisis funcional incluso para los eventos privados. El psicólogo debe tratar de comprender la función de la conducta y no quedarse únicamente en su forma.

Es decir, aprehender para qué le sirve al sujeto su comportamiento, por qué necesita actuar así o qué gana y qué pierde a la larga.

Principio de Aceptación

La terapia no consiste tanto en la aplicación de unas técnicas diseñadas para desembarazarse de sensaciones o pensamientos desagradables (“negativos”), sino que se ve como un camino para ayudar al paciente a comprender que, con frecuencia, debe aceptar el malestar y contextualizarlo adecuadamente, aprendiendo nuevas formas de relacionarse con ese malestar.

La tercera generación propugna la comprensión, la legitimación e incluso el aprendizaje de y desde los problemas psicológicos.

Despsicopatologización

Las razones para tal propuesta se fundamenta  en la discusión acerca de la naturaleza de los trastornos mentales.

Estos, sin dejar de considerarse hechos reales, se consideran hechos reales a la manera médico-psiquiátrica, por conveniencia, sobre todo para la industria farmacéutica, para los clínicos e incluso para los propios pacientes oportunamente informados y formateados como ‘pacientes’ de una supuesta enfermedad (González Pardo y Pérez Álvarez, en prensa).

Por ello, se ofrecen alternativas a las categorías establecidas, véase, el “trastorno de evitación experiencial” (Wilson y Luciano, 2002).

Desmedicalización

Del mismo modo se cuestiona el abuso de fármacos. Jacobson y Gortner (2000), proponen por su parte, la desmedicalización en trastornos como la depresión.

Este cambio de perspectiva también se ha reflejado en los manuales de tratamientos eficaces. Más que seguir un protocolo estandarizado, se trabaja con lo que trae el paciente, de manera experiencial.

El objetivo de la terapia no es tanto la desaparición de los síntomas típicos del trastorno (criterios DSM), sino que hay que considerar otras metas más globales como el ajuste psicosocial, la calidad de vida o la recuperación por parte del paciente de la capacidad para dirigirse hacia sus metas vitales y a recuperar una vida más plena.

Se profundiza en el papel de la relación terapéutica y el lenguaje natural. El terapeuta trabaja con el paciente en equipo, como guía y opta por estrategias de cambio de carácter indirecto, incluido el Mindfulness.

Entre estas terapias podemos destacar:

  • Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Hayes, Strosahl , McCurry, Afari y Wilson, 1991.
  • Psicoterapia Analítica Funcional (FAP). Kohlenberg y Tsai, 1991.
  • Terapia de Conducta Dialéctica. Linehan, 1993.
  • Terapia Integral de Pareja. Jacobson y Christensen, 1996.
  • Terapia de Activación Conductual. Martell, Addis y Jacobson, 2001.
  • Reducción del estrés basada en Mindfulness (MBSR). Kabat-Zinn, 1990; Segal, Williams y Teasdale, 2002.
  • Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness para la depresión (MBCT). Scherer-Dickson, 2004; Segal, Teasdale y Williams, 2004; Segal, Williams, y Teasdale, 2002).

Recurso descargable: Nuevas terapias psicológicas

Se completa el artículo con el documento “Nuevas terapias psicológicas: La tercera ola de terapias de conducta o terapias de tercera generación”, firmado por Israel Mañas Mañas (Universidad de Almería).

Un excelente trabajo en el que se realiza un amplio recorrido por la evolución conceptual y metodológica de las terapias de conducta, utilizando como eje vertebrador las clasificaciones realizadas por Hayes en 2004.


Recursos:
Descarga aquí: La tercera ola de terapias de conducta….
Fuentes:
Imagen cortesía de Vicente Villamón vía Flickr.com


6 comentarios en “Las Terapias de Tercera Generación”

    1. La estadística es solo una herramienta para la elaborar datos y extraer conclusiones pero no es equivalente a “ciencia”. En psicología clínica se sabe (o se debería saber) que no todo el mundo responde a los estándares establecidos por medios estadísticos.

  1. Me llama mucho la atención que no aparezcan entre estas llamadas de tercera generación: EMDR, ya aceptada por la OMS como de primera línea para el TEPT, IFS o Internal Family Systems de Schwartz con 31 años funcionado, Coherence Therapy de Ecker con otros tantos, Emotional Focus Therapy de Fosha, IPNB de Siegel, con un modelo y una persona tan cercanos al Mindfulnes, modelos que ya están entre los aceptados como generadores de cambio por activación de la capacidad neuroplástica del cerebro…
    Feliz Navidad

    1. Me he limitado ha incluir las que el propio Hayes considera terapias de tercera generación, así como otros autores especializados como Barraca y Mañas. No obstante, el propio Hayes y Barraca indican que es muy posible que en un futuro próximo veamos nuevas incorporaciones a este grupo.

  2. Bueno…si…pero a día de hoy las investigaciones siguen señalando a las técnicas cognitivos conductuales como las de mayor porcentaje de éxito terapéutico, la nueva ola aporta sus ventajas y sus peligros, ya que muchos profesionales new age ven en ella una oportunidad de salir de técnicas que implican una amplio estudio y rigurosidad, para acercarse a opciones más “humanistas” o espirituales sin base científica. El tiempo lo dirá. Un saludo y felicidades por el articulo.

    1. Las terapias psicológicas que actualmente gozan de mejor reputación son las que siguen la vía científica, pero fundamentalmente las que se comprometen a asentar sus métodos y fundamentos en la evidencia
      experimental. En este sentido, la Terapia Cognitivo-Conductual es hasta el
      momento, una de las más validadas empíricamente pero, no es
      menos cierto que apenas se conocen por qué funcionan o por qué no funcionan sus técnicas. Además, los estudios llevados a cabo apuntan que la efectividad de estas terapias se ha relacionado más con los componentes conductuales que con los cognitivos (tal como se definen en estas terapias), lo que ya implica una contradicción con sus presupuestos.

      El caso es que nos encontramos con grandes grietas en lo referente al estudio de la condición humana, por lo que se han abierto nuevas líneas de
      investigación que, sin renunciar en ningún momento al método científico, en efecto no han generado la información experimental de las terapias que las preceden pero que nos están conduciendo a aplicaciones terapéuticas precisas y eficaces sobre cómo prevenir los problemas y generar soluciones.

      En cualquier caso, estamos hablando de terapias relativamente nuevas por lo que debemos mantener uno de los principios esenciales del método científico, el“ESCEPTICISMO”, es decir, se deben considerar los descubrimientos provisionales y someterlos a revisión ante nuevos datos que puedan aparecer.

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