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Parar el pensamiento: Cómo, cuándo y para qué

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Jose Salido Botas
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En estas últimas fechas he estado leyendo diferentes artículos sobre la técnica conocida como detención o parada del pensamiento en diferentes espacios de divulgación del ámbito de la psicología. En algunos aconsejaban esta técnica para todo tipo de pensamientos o imágenes repetitivas, ya fueran elaboradas o no elaboradas, que se presentan de forma intrusiva para la persona.

Después de haber contrastado esta información en diferentes manuales de técnicas de modificación de conducta, considero conveniente destacar que no es una estrategia que resulte apropiada para el abordaje de pensamientos repetitivos con un alto grado de elaboración.

Esta técnica es un procedimiento de autocontrol que se dirige principalmente a la eliminación de pensamientos de carácter repetitivo, mecánico, con un formato rígido y que la persona experimenta como intrusivos (ej.  “no voy a encontrar la palabra correcta”, “me va a salir mal el examen”, “me voy a quedar bloqueado”…).

El principal objetivo de la parada o detención del pensamiento es controlar la aparición repentina de cogniciones estereotipadas y mecánicas (de contenido verbal, de contenido visual, en forma de recuerdos…) y disminuir su frecuencia y duración sin necesidad de modificar el contenido de éstas, aspecto que la diferencia de las técnicas de reestructuración cognitiva.

Antes de proceder a la descripción de la técnica, debemos conocer que la base de la intervención y lo que se pretende conseguir es que la persona comprenda que tanto el mantenimiento como el intento de razonar esos pensamientos intrusivos no aportan más que ansiedad y malestar.

Como toda técnica de modificación conductual requiere de experiencia (que se consigue a base de ponerla en práctica), de motivación por el cambio y de seguir una serie de pasos que sintetizamos a continuación:

  1. Se debe llevar a cabo una evaluación que permita concretar cuáles y cómo son los pensamientos perturbadores y las emociones que se disparan de ellos.
  2. Podemos hacer una lista de todos los pensamientos perturbadores que de alguna manera se presentan de forma intrusiva y sobre los que parece que no tengamos control. Estos pensamientos debemos apuntarlos tal y como se presentan habitualmente.
  3. Además de esta lista de pensamientos perturbadores redactaremos una lista de pensamientos o imágenes agradables alternativas a los anteriores.
  4. Es importante la elección de un estímulo de parada que podamos producir voluntariamente (una palmada, un golpe contra un objeto que produzca un ruido fuerte, tirar de una goma elástica de la muñeca y simultáneamente utilizar palabras como ¡stop! ¡basta!). Una vez escogido el estímulo de corte es conveniente utilizar siempre el mismo para poder condicionarlo con la respuesta asociada.
  5. Tras haber utilizado nuestro estímulo de parada, debemos buscar una actividad en la que focalizar nuestra atención, aquí es dónde entra en juego el punto 3 ya que recurriremos a los pensamientos o imágenes agradables alternativas que hayamos apuntado en nuestra lista.
  6. Tras practicar y repetir varias veces esta dinámica, podremos generar mentalmente el estímulo de parada para poder aplicar esta técnica en cualquier situación y así evitarnos explicaciones de por qué gritamos ¡STOP! En la oficina, en el metro o en el cine.

Para lograr una mayor eficacia de esta técnica se recomienda compaginarla con técnicas de relajación en respiración que introduciríamos simultáneamente con lo descrito en el punto 5.

Nota del Editor

Completamos el artículo ofreciendo para su descarga un estudio firmado por José Francisco Lozano, Eva Mª Rubio y Mª Ángeles Pérez (Universidad de Sevilla), que bajo el título “Eficacia de la técnica de detención del pensamiento en diferentes trastornos psicopatológicos”, recoge un repaso de gran interés sobre los resultados que la parada del pensamiento viene aportando en su aplicación a las disfunciones psicológicas más habituales.

En la introducción del texto ya sus autores nos anticipan: “…aunque los cuadros con los que más se utiliza esta estrategia son las fobias y las obsesiones, hay multitud de investigaciones que apoyan la efectividad de este procedimiento en otros trastornos tales como anorexia, trastornos de ansiedad, cuadros depresivos, trastornos sexuales, síndromes psicóticos o problemas psicosomáticos.


Recursos:
Eficacia de la técnica de detención del pensamiento…
Fuentes:

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